27.2.09

Acerca de la visión holográfica del universo (1)

Como un auténtico neófito en estas cuestiones, me encontré con la noticia del ruido detectado por el GEO600 y aún no comprendo lo que significa exactamente.
Dicen que no existen las casualidades y es probable que así sea. Lo real es que exactamente al mismo tiempo de enterarme de esta noticia me encuentraba leyendo un libro escrito por
Barbara Ann Brennan, que no tiene nada que ver con el tema (o sí?).
El libro en cuestión es
"Manos que curan". No es mi interés el convertirme en un "sanador espiritual", pero me pareció interesante su lectura para ir introduciéndome en el tema de la bioenergética, auras, etc...
Barbara Ann Brennan completó un Master de Física Atmosférica en la Universidad de Wisconsin, fue investigadora de la NASA y trabajó en el campo de la energía humana, entre otras cosas.
Decía que al momento de enterarme del ruido detectado por el GEO600 y de que eso podría demostrar que el universo es un holograma, estaba leyendo el Capítulo 4 del libro en cuestión. Justamente trata este tema. Hace un pequeño resúmen científico que me resultó interesante y me ayuda a conocer algo más del tema, aunque todavía no llegue a comprenderlo del todo.
Pensé que podía ser una buena idea publicar ese capítulo para quienes, como yo, no saben nada o casi nada sobre el asunto.

Aquí abajo les dejo un índice con los enlaces que los llevarán a cada uno de los temas tratados. Están en el orden en que Brennan los publicó.




Somos el producto de la herencia científica occidental en mayor grado del que nos gustaría admitir. El medio en el que hemos aprendido a pensar y muchas de nuestras autodefiniciones se basan en los mismos modelos científicos utilizados por la física para describir el universo material. Ofrezco en esta sección una breve exposición sobre los cambios por los que ha pasado la descripción científica del mundo físico y sobre el modo en el que esta descripción se corresponde con los cambios en nuestras autodefiniciones.
Es importante recordar que una de las bases del método científico occidental consiste en hallar la conocrdancia entre las pruebas matemáticas y experimentales. Si no se logra encontrar la concordancia, el físico buscará otra teoría hasta que dichas pruebas existan y expliquen una serie de fenómenos. Esto es lo que convierte al método científico occidental en una herramienta tan poderosa en su uso práctico y lo que conduce a importantes investigaciones en campos tales como el empleo de la electricidad y la utilizaciòn de los fenómenos subatómicos en medicina, por ejemplo en los rayos X, los scanners, las instalaciones de TAC y los láseres.
Conforme nuestros conocimientos progresan se produce continuamente el descubrimiento de nuevos fenómenos. Muchas veces, estos fenómenos no se pueden describir mediante las teorías que se manejaron al explicarlos. Generalmente se postulan nuevas teorías, más amplias, basadas en todo el conocimiento acumulado con anterioridad; se proyectan y llevan a la práctica nuevos experimentos hasta que se encuentra la concordancia entre la experimentación y la nueva prueba matemática. Se aceptan las nuevas teorías como leyes físicas. El proceso de encontrar nuevas formas para describir fenómenos nuevos siempre amplía nuestros puntos de vista, lo cual contituye un reto para nuestra limitada concepción habitual sobre la naturaleza de la realidad física. Procedemos entonces a incorporar las nuevas ideas a nuestras vidas y empezamos a vernos de forma distinta a nosotros mismos.
Toda esta parte demuestra que el punto de vista científico de la realidad apoya la idea de que estamos compuestos por campos energéticos y va, de hecho, mucho más allá, hasta alcanzar reinos que justamente estamos empezando a experimentar, es decir, nos conduce a una visión holográfica del universo. En este universo, todas las cosas están interconectadas, correspondiendo a una experiencia holística de la realidad. Pero revisemos en primer lugar parte de nuestra historia.

La física newtoniana

Hasta tiempos recientes, cuando las religiones orientales empezaron a ejercer mayor influjo en nuestra cultura, gran parte de nuestros principios de autodefinición (en su mayoría inconcientes) se basaban en la física de algunos siglos atrás. A lo que me refiero en este caso es a nuestra insistencia en considerarnos objetos sólidos. Esta definición del universo como algo formado por objetos sólidos, la sostuvieron principalmente Isaac Newton y sus colegas a finales del siglo XVII y principios del XVIII. La física newtoniana se extendió al sigo XIX para describir un universo compuestos fundamentalmente por bloques denominados átomos. Se pensaba que estos átomos newtonianos, a su vez, estaban formados por objetos sólidos: un núcleo de protones y neutrones, con los electrones girando en torno a dicho núcleo en forma muy parecida al desplazamiento de la Tierra alrededor del Sol.
La mecánica newtoniana describió con fortuna los movimientos de los planetas, las máquinas mecànicas y los fluídos en movimiento contínuo. El enorme éxito del modelo mecanicista movió a los físicos de principios del siglo XIX a creer que, en realidad, el universo era un enorme sistema mecánico que funcionaba de acuerdo con las leyes newtonianas del movimiento. Se consideraban estas leyes como las básicas de la naturaleza, y la mecánica newtoniana como la teoría definitiva de los fenómenos naturales. Era posible describir todo objetivamente. Se consideraba que todas las reacciones físicas tenían una causa física, como las bolas que chocan sobre una mesa de billar. Todavía no se conocían las interacciones energía-materia, como sucede cuando la radio interpreta la música en respuesta a ondas invisibles. Tampoco se le ocurrió a nadie que el propio experimentador latera los resultados de los experimentos, no sólo de los psicológicos, sino también de los físicos, como han demostrado con posterioridad los presionales de la física.
La perspectiva newtoniana resulta reconfortante para quienes prefieren considerar el mundo como algo sólido y en gran medida inmutable, con una serie de reglas bien definidas que regulan su funcionamiento. Gran parte de nuestras vidas se siguen rigiendo por la mecánica newtoniana y probablemente continuarán así durante bastante tiempo en el futuro. Cabe señalar que, excepto por lo que se refiere a los sistemas eléctricos, nuestros hogares siguen siendo en gran medida newtonianos. Sentimos nuestros cuerpod de modo mecánico. Definimos la mayoría de nuestra experiencia en términos de espacio tridimensional y tiempo lineal. Todos tenemos relojes. Los necesitamos para seguir nuestras vidas tal como las hemos estructurado: de forma escencialmente lineal.
Mientras nos apresuramos en nuestras vidas cotidianas, esforzàndonos por llegar "a tiempo", es fácil considerarnos a nosotros mismos como elementos mecánicos e ignorar la experiencia humana interna, más profunda. Si le preguntamos a alguien de qué está hecho el universo, lo más probable es que nos describa el modelo newtoniano del átomo (los electrones girando alrededor de un nùcleo de protones y neutrones). Sin embargo, si se lleva esta teoría a su extensión literal, nos situará en la posición, bastante desconcertante, de pesar que estamos compuestos de diminutas pelotas de ping-pong que giran vertiginosamente alrededor unas de otras.

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